El río fluye como la vida, cuando está manso es allí donde mi alma reposa tranquila, cuando pasan los fuertes estragos de la vida, esos que nos atormentan y nos alejan de la tranquilidad, es el momento exacto donde nos hacemos más reflexivos más tranquilos y humanos es la etapa de la vida donde nos paramos a pensar y analizar como hemos vivido y que hemos hecho de nosotros. A esto le llamo yo cuando el río fluye más lento y pausado, es la hora de reflexionar.Yo suelo comparar a menudo, a la vida con un río, que nunca va contra corriente siempre va adelante en dirección del mar, nunca podemos hacer marcha atrás jamás. La etapa de la niñez es un río juguetón donde saltan los peces alegres hacia el mar, luego nos hacemos adolescentes y entonces aparecen los ríos bravos , esos rápidos que hay que pelear tanto para hacernos con ellos y al final del trayecto, llegan las temibles cataratas y las queremos esquivar, con fuerza para no caer y seguir viviendo y luchando como adultos. Y seguimos en aguas ligeras a veces no podemos ni nadar, pero seguimos adelante y sin darnos cuenta nos perdemos parte de la vida hasta desbordarnos y es entonces cuando como un sueño, que aparece la última etapa de la vida y somos como ya os dije, El río que fluye lentamente, hasta morir en el mar a veces del olvido.Carmen
