Cuando ha vencido el desaliento, ya nada
tiene brillo, todo se vuelve gris ni la rosa
más bella tiene color le falta el aroma, si
me pincho con sus espinas no las siento.
Cuando envuelve el desaliento, la vida
pierde el color, el aroma del campo tras la
lluvia, ya no se percibe y el mar ya no huele
a sal, el cielo ya no es azul y la luna no brilla.
Cuando vence el desaliento, el vuelo de los
pájaros es lento y su canto, no es alegre, el
amor no lo ves en su entorno y su nido
nada tiene de vida, está vacía sin alegría.
Cuando vence el desaliento, los días son
iguales un ir y venir de gentes, caminas,
comes, respiras como autómata por intuición
es el sentimiento de conservación.
Cuando vence el desaliento, por aquello
de no dejarse morir que es cobardía, sigues
adelante y te conviertes en un alma errante,
caminas sin pasos y miras sin ojos.
Cuando vence el desaliento, todo es oscuridad
ya nada importa, nada merece la pena, en
la vida ya nada tiene sentido, incluso no
importa la muerte, esta puede ser un respiro.
Carmen